En primer lugar, debemos comprender de dónde viene el magnetismo. A grandes rasgos, podemos decir que cuando una carga eléctrica se mueve (I), produce a su alrededor un campo magnético (B). Ahora bien, los imanes, al igual que cualquier otro objeto, están formados por átomos, cuyos electrones se mueven formando corrientes cerradas. Cuando los campos magnéticos de estas corrientes se alinean, se forma un material con propiedades magnéticas, es decir, un imán.
Los imanes tendrán polos magnéticos, Norte y Sur, que son los lugares donde el campo magnético es mayor, es decir, los extremos del imán. Por todos es sabido que los polos opuestos se atraen e iguales se repelen.
Este es el principio en el cual se basa la Levitación Magnética, en crear una repulsión entre dos imanes que sea lo suficientemente potente como para vencer la fuerza de gravedad y mantener un objeto suspendido. Por supuesto, mientras mayor sea la envergadura del objeto, el campo habrá de ser mayor.
Sin embargo, también existen materiales diamagnéticos, los cuales tienen la propiedad de ser repelidos siempre por los imanes, porque el campo de éstos induce en ellos un campo opuesto. Pero los materiales diamagnéticos no resultan prácticos a gran escala porque gran parte del objeto que se desea suspender tendría que estar hecho de este material y la repulsión es menor que la que existe entre dos imanes.
Los imanes tendrán polos magnéticos, Norte y Sur, que son los lugares donde el campo magnético es mayor, es decir, los extremos del imán. Por todos es sabido que los polos opuestos se atraen e iguales se repelen.
Este es el principio en el cual se basa la Levitación Magnética, en crear una repulsión entre dos imanes que sea lo suficientemente potente como para vencer la fuerza de gravedad y mantener un objeto suspendido. Por supuesto, mientras mayor sea la envergadura del objeto, el campo habrá de ser mayor.
Sin embargo, también existen materiales diamagnéticos, los cuales tienen la propiedad de ser repelidos siempre por los imanes, porque el campo de éstos induce en ellos un campo opuesto. Pero los materiales diamagnéticos no resultan prácticos a gran escala porque gran parte del objeto que se desea suspender tendría que estar hecho de este material y la repulsión es menor que la que existe entre dos imanes.
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